Valeria pinta un Madrid ideal con crisis pre-30

Cuando se hace una adaptación de una novela o de una saga literaria se corre el riesgo de no contentar a todos. Los fans acérrimos pueden ponerlo muy difícil a la hora de "criticar" una serie de un libro que han leído. En el caso de que no conocieran de antes Valeria, cabría destacar el hecho de que se trata de una ficción, por mucho que pretenda que te identifiques con alguna de las protagonistas.

Personalmente, sí que me he leído los libros y me gustaron en su momento. E igual que me ha gustado la serie, aún a sabiendas de que era una adaptación libre, de que había que traerla a la "época actual" y de que no todo es tan bonito como parece.

Porque no, obviamente las chicas de 28 años no vivimos en un pisazo en el centro de Madrid, ni vemos a nuestras amigas todas las semanas, ni tenemos un trabajo que nos encanta y se nos da bien. Pero eso es lo que permiten las series (ya no voy a compararla con el libro porque nunca ha sido mi intención): imaginar, soñar, entretenerse, idealizar, desear. Todo eso lo da una novela, pero también una serie como la que ha hecho Netflix.

Claro que hay cosas de los libros que me gustaría que sí se hubieran mantenido, como la talla de Carmen o la personalidad más "frívola" de Nerea (que la hayan hecho lesbiana me da igual, cambia la trama pero incorpora un elemento nuevo, el de la asociación feminista).

Puede que en este sentido, se perciba que intenta subirse a una moda. ¿Pero acaso es una moda el feminismo? ¿Acaso es una moda que una mujer se acueste con quien quiera? ¿Acaso es una moda una crisis antes de los 30? Yo creo que no, y por eso me ha gustado la serie, porque a pesar de esa imagen de querer subirse al carro que puede proyectar, pienso que ha logrado retratar a varias mujeres diferentes entre sí y a la relación de apoyo incondicional que las define y las une.

Y respecto a la propia Valeria, tal vez juegue a mi favor que la conocía previamente por los libros, pero creo que está bien clara su situación, su crisis como escritora y su pasión hacia Víctor (aunque me hubiera gustado más que insistieran en la personalidad de él que se refleja en los libros, pero entiendo que las absolutas protagonistas son ELLAS). No obstante, no soporto las comparaciones que se están haciendo con Sexo en Nueva York por el simple hecho de tener a cuatro amigas protagonistas, y que la central sea escritora. Cada serie es única en sí misma. Ya basta de intentar americanizarlo todo.

En definitiva, Valeria te hace soñar con Madrid, con sus noches por el centro, sus sitios chulos de Malasaña y unos pisazos que ojalá encontrarlos en Idealista. Y sobre todo, te hace desear con unas cañas en una terraza con tus amigas.


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