El color: ¿realidad o invención?

 ¿Qué tiene el color que hace que distintos teóricos lo hayan estudiado a lo largo de los siglos? ¿Cuál es la importancia que tiene un tono de azul en concreto en el desarrollo textil? ¿Y el púrpura? ¿Qué significa ese verde tan característico de Vértigo? Estas son solo algunas de las cuestiones que se plantean en la exposición Color. El conocimiento de lo invisible que acoge la Fundación Telefónica.

A lo largo de un recorrido que comienza desde las teorías más básicas del color, partiendo con el descubrimiento de Newton de que la luz blanca está formada por siete colores diferentes, la exposición pasa al terreno práctico con los usos que se hacen del color en el cine, la fotografía, la moda o incluso en la psicología. 

Nada más llegar nos encontramos unos círculos de luz donde cinco científicos nos muestran, a través de entrevistas, cómo utilizan el color en sus investigaciones y experimentos. Es curioso observar las aplicaciones que tiene en la biología, la inteligencia artificial o la astrofísica, por citar algunos ejemplos, que explican mucho mejor ellos y ellas. 

Justo al lado podemos ver distintos prismas de luz para comprender el experimento que llevó a cabo Newton, y que observó cómo la luz pasa a través de un cristal dando lugar a un precioso arcoíris, que, además, no siempre es igual. Depende de los juegos de luz que hagamos las combinaciones de colores son de lo más variadas, pero sobre todo, reflejan la belleza de la simplicidad de un haz de luz.

Si avanzamos un poco más veremos distintos libros que teorizan sobre el color, así como recreaciones a gran escala de dichas teorías. Lo más interesante es verlas reflejadas en diversas pantallas que te explican de manera sencilla unas tendencias que, aunque se han quedado algo obsoletas, sentaron las bases para posteriores estudios. Es toda una experiencia comprender que no hay una sola idea sobre cómo deben clasificarse los colores, sino por lo menos una docena, aquí resumidas.


Llegamos al color verde y a su aplicación en el cine, viendo fotogramas de Vértigo, El resplandor, El señor de los anillos o, cómo no, El mago de Oz. ¿Qué  tendrá este color que envuelve las escenas en algo místico e inquietante? Resulta interesante saber que fue el deporte, y concretamente sus verdes campos, los primeros que llevaron el color a la pequeña pantalla. Y pasando de éstas llegamos a la fotografía, con sus revelados coloreados y las primeras imágenes en color.

Otro de los itinerarios permite conocer brevemente la historia del color azul, al lado de lo que ahora podríamos asociar a su contrario, el rojo. Entre ambos se encuentra el púrpura, resultado de combinar precisamente ambos colores y reflejo del poder de la burguesía en el siglo XVIII.

Damos un salto para tratar de entender cómo los cuerpos emiten distintas temperaturas según las emociones, y lo hacemos acompañando a refugiados y personas que han sido víctimas de trata. Podemos escanear un código QR para conocer su historia y ver cómo, al contarla, su cuerpo emitía unos colores en concreto.


Tras esto llegamos a otra experiencia interactiva, en este caso el de responder con el móvil a qué emociones nos remiten las imágenes de color que estamos viendo en una gran pantalla. El mecanismo es simple: basta con escanear el código y atender a las fluctuaciones de color que vemos, e ir contestando a una encuesta sobre qué emociones te producen, alegría, miedo, tristeza o tranquilidad. Los resultados no siempre coinciden. De hecho, mientras que un amarillo a mí me genera alegría porque lo asocio al despertar de un nuevo día soleado, a mi acompañante le parece irritante.

Y esta es la clave de la exposición: los colores son subjetivos. El uso que le damos, también. Aunque hayamos interiorizado ciertos significados asociados a un color, ni en todas las culturas significan lo mismo, ni todo el mundo los percibe igual, aún perteneciendo al mismo contexto. 

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