Malos tiempos en El Royale

Un gran elenco no asegura una gran película. Debería haberlo sabido (o al menos ir con las expectativas más bajas) al decidirme a ver Malos tiempos en El Royale. Lo cierto era que no sabía de qué iba la historia. Solo veía a Chris Hemsworth, Jon Hamm, Dakota Johnson y Jeff Bridges en el cartel y pensé: tiene buena pinta. Error.

A pesar de no ser una mala película, tiene varios peros que hace que no me haya convencido del todo. Ni siquiera es válida para pasar el rato, porque como te descuides de la - soporífera- historia, te pierdes.

De este modo, llegué al motel igual que una de las protagonistas, Darlene, con la esperanza de pasar una entretenida velada. Nada más empezar ya nos cuelan  un toque del típico 'chiste' de racismo que nos deja intuir, más o menos, la época en la que se ambienta la trama. Pronto nos encontramos a un Jon Hamm que recuerda mucho a Don Draper en Mad Men, aunque luego veremos que no es así. Pero aún queda para llegar.

Así, parece que estamos en un chiste de 'un cura, una negra y un vendedor de aspiradoras llegan a un hotel y... ". Y vemos que éste se divide en dos, las habitaciones que se ubican en Nevada y las que están en California. Parece ser importante, pero spoiler, no lo es en absoluto.

Y entonces parece que llegamos a un escenario similar al de Los odiosos ocho, en el que toda la acción sucede en un mismo lugar y en el que van apareciendo y desapareciendo personajes, y donde en se van sucediendo los episodios (de hecho, trata de que haya una especie de capítulos centrados en cada personaje/habitación sin lograr coherencia alguna).

Y digo todo el rato 'parece' porque el director no deja de engañar al público. Que si nos centramos en uno, que resulta que no, que hay una secta de por medio, que hay un pasado muy turbio en el hotel, que incluso hay un tesoro escondido, que si los rusos y los comunistas...

Mira, de verdad, demasiadas cosas para que luego todo acabe explotando en un infierno en el que solo se salvan quienes ya han cumplido penitencia. Pero todo vale la pena por ver a Chris Hemsworth meneando las caderas marcando abdominales.

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