Taylor Swift The Eras Tour Lisboa

Dicen que cuando vives algo tan intenso emocionalmente, tu cerebro lo asimila como estrés y acaba provocando pérdidas de memoria. Si has ido al The Eras Tour de Taylor Swift necesitas recordar lo vivido, porque ha sido una experiencia única e inolvidable. Si, como yo, no quieres olvidar nada de lo sucedido y lo sentido, leer estas palabras vale más que las imágenes y los vídeos. Al menos, para mí.

El periplo de ver a Taylor Swift no comienza el día del concierto, sino casi un año atrás en el tiempo. Pero eso daría para otro artículo del estrés causado y el impacto económico generado. No, aquí nos vamos a centrar en revivir lo que fue The Eras Tour Lisboa, que es la ciudad donde yo pude ver actuar a Taylor Swift en directo por primera vez en mi vida.

Como muchas miles de personas, y después de más de dos horas de cola y una organización pésima con un único acceso al estadio y un único puesto de control de seguridad, el día 24 de mayo de 2024 a las 19.15h conseguimos entrar al Estadio Da Luz. Paramore acaba de empezar a tocar y te olvidas de todo lo malo acontecido ese mismo día. Porque lo habéis conseguido, vais a ver a la maravillosa Taylor Swift. 

A las 20.13 comienza la cuenta atrás porque faltan dos minutos para que empiece lo que será la mejor experiencia de tu vida: The Eras Tour. 

Empiezan a salir los bailarines con esas telas que todos sabemos que ocultan la estelar aparición de Taylor Swift. Y de repente, ahí está ella, tocando Miss Americana mientras se eleva en una plataforma y el estadio entero parece ensordecer. Sigue con Cruel Summer y tras una bienvenida a la portuguesa llega The Man, y el outfit del body rosa y azul cambia por una chaqueta plateada. El momento más emocionante llega con Lover, que trae mis primeras lágrimas.  


No me creo que esté cumpliendo mi sueño de ver a mi artista favorita tocar una de las canciones que más me gustan de ese álbum. No puedo cantar de la emoción, así que me limito a escuchar, sentir y tratar de guardarlo en mi memoria.

Después llega Fearless y el escenario se convierte en una guitarra gigante. Toca You Belong With Me y Love Story, y mi yo adolescente se emociona dándolo todo con ambas canciones.

Tan pronto como inesperada llega mi era, Red, con una camiseta muy parecida a la mía que pone 'I bet I think about me'. Casi sin tregua toca 22, We Are Never Ever Getting Back Together y I Knew You Were Trouble. He de reconocer que me emociono con el momento de dar el sombrero a una pequeña desconocida (aunque al parecer, hija de famosa). 

Y entonces llega el momento más mágico que estaba esperando. Taylor se pone ese abrigo largo, rojo y negro. Llega All Too Well, 10 minute version, en directo. LA canción por excelencia. Mi favorita, la única canción que nunca ha sido sencillo y que sin embargo conecta con los fans de una manera que hizo que Taylor publicara la versión original de 10 minutos para nosotros con corto incluido dirigido por ella.



No puedo parar de llorar desde los primeros acordes, y no puedo dejar de hacerlo hasta pasado un buen rato cuando termina. Cuantas veces habré cantado esa canción. Qué emocionante verla cantándola para todos los fans. Un momento para recordar: ella a la guitarra, la chaqueta larga roja y negra, el fondo negro con gotitas blancas, como si nevara, sonando los últimos acordes. Lo recordaré toda la vida.

No puedo recomponerme hasta pasados unos minutos después de que acabe, y hay que hacerlo rápido, pues las transiciones de las 'eras' son muy breves. Tras esta llorera pasamos a la única canción de Speak Now, con el precio vestido morado de tres tonos. Canta Enchanted y es simplemente mágico. 

Después te preparas para lo bueno porque llega Reputation. La gente se vuelve loca en la transición. Suena ...Ready For It?, seguida de Delicate y Don't Blame. Llega Look What You Make Me Do, con una escenografía brutal con los bailarines en cajas de cristal con atuendos de la vieja Taylor. A través de las pantallas del escenario se van viendo a las antiguas Taylor.



El momento de calma llega Folklore y Evermore, primero en la cabaña y luego al piano. Comienza con Cardigan, sigue con Betty y Champaign Problems, con las emociones a flor de piel, literalmente. Una ovación de casi tres minutos provoca que se quede sin habla y enciendan las luces del estadio para que nos pueda ver alabándola. Toca August, con la que lloro a más no poder y se guarda en mi memoria otro momento. Mi canción favorita del álbum tocada en directo, con el vestido blanco y el estadio iluminado con un montón de colores. 


Illicit Affairs, My Tears Ricochet y Marjorie son un drama con el que seguir emocionándose. Willow es mágica y mística. Las brujas salen con sus bolas iluminadas para unirse al ritual creado por Taylor Swift y en el que todos somos partícipes.

Casi se me olvida 1989 y resulta ser una de mis eras favoritas del concierto, tanto por el vestuario, los temazos que canta, la escenografía y los juegos de luces. Empieza con Delicate y Style para continuar con Blank Space, Shake It Off, con la que bailo a más no poder, Wildest Dreams y Bad Blood, que trae fuego, literalmente, al estadio. Tras casi dos horas de concierto, no sabes cómo pero el espectáculo empieza incluso a ir a más.







Si creía que el concierto acababa con el nuevo álbum, no es así. The Tortured Poets Department llega antes que Midnights acompañado de una nave espacial que ilumina a Taylor cantando alineada But Daddy I love Him. La bruja (o la loca) vuelve con Who's Affraid of Little of Me? y se pasea casi levitando por el escenario. Y llegamos al sanatorio con Fortnight, con una cama de TTPD que nos lleva hasta la última era, tras el desfile de The Smallest Man Who Ever Lived, y la magnífica performance de I Can Do It With a Broken Heart.

Para los fans que hemos ido a Lisboa nos regala como canciones sorpresa una mezcla de Come Back, Be Here (de Red) y The Way I Loved You (de Fearless), con The Other Side of The Door, una maravilla. Toca por primera vez en directo Fresh Out The Slammer, una de mis favoritas del último disco, mezclada con High Infidelity. Una delicia. 

Lavender Haze es un sueño púrpura, incluido el outfit, camiseta morada y chaqueta de pelo lila, que nos lleva hasta Anti-Hero, donde la Taylor gigante aparece en pantalla sintiéndose culpable, seguida de Vigilante Shit, que hace que el público enloquezca con la puesta en escena. Con Bejeweled llega la alegría de brillar como solo sabe hacer ella, para terminar con la última canción que da fin al concierto, Karma. El color inunda el estadio con los trajes de los bailarines, acompañados de una lluvia de confeti y pequeños fuegos artificiales que salen del estadio.

Es un concierto mágico, de tres horas y media de duración en las que gracias al asiento en grada me puedo sentar a descansar. Es muy intenso emocionalmente. Pasas de la alegría al llanto, a la venganza, a la diversión y al intimismo todo en un mismo espacio de tiempo. Hay fuego, hay humo, hay confeti, hay muchas transiciones, hay espectáculo en las pantallas y en el escenario, y a veces no sabes dónde mirar. Pero Taylor está ahí, al frente de todo, y no puedo ser más feliz de formar parte de las miles de personas que han podido verla en directo con su The Eras Tour.



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