El abuelo que no pagó la cuenta y se largó

Un descubrimiento de Netflix que he hecho recientemente es esta secuela de El abuelo que saltó por la ventana y se largó. En la misma línea y con los mismos protagonistas, El abuelo que no pagó la cuenta y se largó se ubica justo después de los acontecimientos de la primera película, cuando el variopinto grupo se encuentra en una isla disfrutando de su riqueza. Pero ahora una misteriosa y adictiva bebida les llevará de nuevo a las andadas.

Aunque la película original es mucho más divertida que esta (por no hablar de otro libro del mismo autor, La analfabeta que era un genio de los números, que recomiendo), la cinta está entretenida, aunque pierde mucho fuelle respecto a la primera.

Está bien eso de retomar a los personajes originales (con una nueva incorporación femenina), la forma de contar la historia con sus sucesivos flashbacks y situaciones cómicas, pero la trama principal carece de la fuerza necesaria para hacerla tan graciosa como su antecesora. 

Mientras que El abuelo que saltó por la ventana y se largó partía de una gran confusión que llevaba a situaciones cada vez más disparatadas, en su secuela todo parte de una bebida rusa de la que el grupo quiere conseguir la receta, ya que es tremendamente adictiva y podría generar muchos beneficios. Así comenzarán de nuevo su búsqueda y su viaje, donde además se encontrarán con la huérfana de un amigo del protagonista, que también desea la receta de la bebida para honrar la memoria de su padre. 

Hay que reconocer que la película en sí no es gran cosa, pero por lo menos pasas un rato entretenido, que a fin de cuentas, a veces es lo único que hace falta.

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