Captain Fantastic

"Ejemplo a seguir". Esa es la sensación que me queda tras ver Captain Fantastic. Al menos en algunos aspectos que, paradójicamente, no me aplico a mí misma pero sí que creo que sirven para educar. Y no solo a los niños, sino también a los adultos. Porque si algo muestra esta película es una lección de vida, basada en un modo de vivir alejado de la sociedad, pero de la cual uno, inevitablemente, no puede escapar si debe relacionarse con los demás.

La trama se centra en una familia que vive en medio del bosque, con Viggo Mortensen como cabeza de familia. Su mujer, con la que ha tenido seis hijos, acaba de fallecer, y los problemas que tiene con sus suegros impiden que la familia acuda al funeral. Pero guiados por su rebeldía y por el amor hacia su madre, emprenden un viaje en el que hay de todo: comedia, drama, tensiones familiares y charlas que demuestran que el mejor ejercicio para el ser es humano es la comunicación.

Y es que lo que más me llama la atención del argumento (aparte del hecho de que cazan todo lo que comen), es que aprenden en casa leyendo distintos libros. Pero libros que les hacen reflexionar y replantearse el mundo, creándose una opinión propia. Aprenden técnicas de supervivencia y hacen ejercicio a diario. Están en contacto con la naturaleza. Así debería ser la educación, y no un método para memorizar cosas de cultura general que se te acaban olvidando porque nunca te han llevado a verlo o experimentado en primera persona, y mucho menos a cuestionarlo.

Es una película maravillosa, con un mensaje muy bueno, y que demuestra que, a pesar de todo, el ser humano es un ser social. Y los hijos no saben nada del mundo actual, por muy capaces de cuestionarlo que sean. Puede que sea una película un tanto idílica, sí, pero no por eso impide que aprendamos y nos cuestionemos ciertas cosas.

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