The Last of Us
Cada capítulo de The Last of Us me deja más tocada que el anterior, y es que en apenas 40 o 50 minutos te cuentan una historia de amor, ya sea de pareja, fraternal o de padre-hija que te deja devastated. Es de una sencillez, belleza, simplicidad y cotidianeidad lo que te muestran en pantalla, que te olvidas que se ambienta en un mundo donde los hongos dominan la mente de las personas, y en el que los humanos se han convertido en zombies.
Porque en realidad la historia va de eso, de las relaciones que surgen entre distintas personas, de todas las formas. Y yo no lo sabía antes de ver la serie, y es por eso por lo que me está gustando tanto.
Tienes amor, sí, pero además la tensión propia de que en cualquier momento puede aparecer un infectado y matar a uno de sus protagonistas. Tienes acción, pues al fin y al cabo es una serie violenta. Tienes esperanza, ya que a pesar de que te destrocen emocionalmente en cada episodio, no llegas a perderla del todo. Piensas, "en este seguro que muere alguien querido", pero aún así te sumerges en la maravillosa historia que han formulado y ambientado de manera tan alucinante.
Creía que, como The Walking Dead, The Last of Us iba a ser una serie que me diera miedo. Y en realidad se está pareciendo cada vez más a This is Us, porque lloro con cada capítulo. ¿Qué más se le puede pedir a una serie que, además, me ha hecho volver a escribir y ser mi motivación de los lunes? Teniendo a Pedro Pascal todas las semanas en pantalla, poco más necesito.
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