Girls

La serie Girls se centra en la vida de cuatro chicas neoyorkinas. Es como Sexo en Nueva York para veinteañeras, pero más light. Hannah, la protagonista, sufre un tipo de trastorno que la hace bastante peculiar. Quiere ser escritora. Su amiga de la universidad, Marnie, vive con ella. Es la típica pija estirada, aunque su personaje da más de sí. Jessa, el espíritu libre, y Shoshanna, su (paranóica) prima, completan el cuarteto.

No me enganché a esta serie inmediatamente. Los capítulos no llegan a la media hora, no tienen porqué seguir un hilo argumental y al final del episodio no pasa (normalmente) nada interesante que haga que quieras ver otro.

No obstante, el sexto capítulo de la tercera temporada, Free Snacks, me hizo sentirme identificada con Hanna, la protagonista. Al entrar a trabajar en una conocida revista pregunta a sus compañeros si sigue escribiendo sobre lo que de verdad les gusta. Y todos responden que no.

No sé porqué al empezar a trabajar empiezas a descuidar lo que de verdad te gusta hacer. Te preocupas de otras cosas, estás más ocupada, empiezas a priorizar y a preocuparte más por el dinero. 

Éste y otros aspectos, como qué hago después de la universidad, cómo pago el piso, cómo mantengo una relación, y otras preocupaciones típicas de los veintitantos, se reflejan en la serie. Aunque se dirija principalmente a un público femenino, la serie no tendría sentido sin los personajes masculinos. Muy peculiar es el caso del novio de Hannah, Adam.

Creo que no es una serie con la que te debas sentir identificado con un solo personaje. Todos tienen algo que puede que te hayas planteado en algún momento. Sin embargo se presenta un perfil de la mujer un tanto paranoico, controlador y que piensa demasiado las cosas. Y no creo que todas seamos así, aunque tampoco somos tan despreocupadas como Jessa (cuyas apariciones son escasas en general).
Una serie, en definitiva, para ver cuando no tengas nada que hacer.