Eduardo Manostijeras

Desde que me regalaron el libro 1001 películas que ver antes de morir me he propuesto ver una de las que he marcado al menos una vez a la semana (a ver si lo cumplo). Y es curioso que esta película nunca la había visto entera, o a lo mejor era demasiado pequeña para acordarme. De todos modos, me alegro de haberla visto ahora, porque aunque sea del año 91 es completamente atemporal. La historia de exclusión, aceptación, miedo y posterior rechazo es un clásico que nunca se agota.

Edward (aunque en español lo traducen en el título) es un ser creado por un científico que murió antes de poder acabarle. Le puso tijeras en lugar de manos, aunque nunca entendí el porqué de esta decisión. Edward vive solo en una gran mansión, hasta que una mujer del pueblo llama a su puerta ("Avon llama") y se lo lleva a su casa. Allí comienza a utilizar sus manos-tijera para podar los setos con curiosas figuras, cortar el pelo a mujeres y perros y hacer algún que otro favor. Y es en ese punto donde todo comienza a complicarse.

La inocencia del personaje contrasta con la imagen lúgubre que le caracteriza, con su piel pálida, su pelo despeinado y su ignorancia. Tim Burton también cuida mucho los colores de las casas, los coches e incluso la ropa de los personajes, que son de tonos pastel, lo que a su vez contrasta mucho con la mansión y la vestimenta negra de Edward. 

Por otro lado, y como decía anteriormente, la sociedad que acoge a Edward primero le intenta integrar, le trata bien, pero luego se aprovechan de él (como de la mayoría de gente inocente/ingenua), echándole la culpa de los problemas y viéndole a él como el causante de los males. Esto provoca que finalmente Edward tenga que huir y recluirse de nuevo en su soledad, al no ser aceptado.

Pero no podía faltar el ingrediente romántico, en esta ocasión representado por Winona Rider, una adolescente que se sentirá atraída por la bondad de Edward, quien a su vez sufrirá por su primer amor. Es curioso que aunque el protagonista no sepa comer ni comportarse socialmente, el sentimiento del amor surge en él de manera inmediata cuando ve el rostro de Kim.

Creo que esta película tiene todo lo que puede darse en una sociedad: miedo a lo desconocido, amor, comedia, rechazo social... No es una simple película de un extraño personaje interpretado por Johnny Deep que corta arbustos, sino que permite una reflexión de cómo nos comportamos ante la novedad y lo extraño.

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