Stranger Things

Me suelo fiar poco cuando una serie o una película tiene un éxito inmediato. Prefiero esperarme unos meses para comprobar por mí misma si es cierto. Por eso, hace poco me decidí a ver Stranger Things, y he de decir que verdaderamente me gustó mucho. La estética ochentera, el misterio que envuelve la trama y que los protagonistas sean unos niños un tanto frikis me enganchó.

Como suele ser habitual, el primer capítulo sirve para ubicar a los personajes y cómo no, enganchar con un inesperado final. En este caso es la desaparición de un niño y la acechante presencia de un extraño ser. La madre de Will no cesará en su intento de encontrarlo, y a pesar de las evidencias, intentará contactar con él por todos los medios. 

Lo curioso de esta serie es que los niños son los auténticos héroes. Es totalmente cierto en este aspecto que es una mezcla de Los Goonies y Super 8. La mezcla de aventuras, misterio y secretos es perfecta, y con una protagonista femenina con unos grandes poderes y una gran incógnita sobre cómo los ha desarrollado, hacen que Once (Eleven) sea, para mí, lo mejor de la serie.

Una única temporada hace que se me quede corta, y me alegro de que hayan decidido hacer una segunda. El final daba para eso, y desde luego hay muchas ganas de explorar ese otro mundo y ver qué pasa con Will y con Once.