Un monstruo viene a verme

Cuando una película o una serie tiene mucho bombo suelo esperarme un tiempo para comprobar si es cierto. Y lo que suele pasar es que las expectativas generadas no se cumplen. Es lo que me ha sucedido con Un monstruo viene a verme, que aun a sabiendas de que era un dramón, no me ha parecido para tanto.

La mezcla de fantasía y realidad es lo que más me gustó de la película. Cómo el monstruo es un reflejo de los miedos, las inseguridades y a la vez del coraje del niño protagonista es una forma inteligente de narrar la experiencia a la que se enfrenta.

No es ningún spoiler que la madre tiene cáncer. Casi arranca así la película. Un niño obligado a cuidar de su madre enferma, un padre que casi no se preocupa por él, una abuela dura y nada cariñosa, y un monstruo con forma de árbol que refleja los miedos del protagonista. Estos son los elementos que componen Un monstruo viene a verme.

Las expectativas que tenía provocaron que la película no me pareciera para tanto. Me gustó mucho la interpretación del niño, aunque puede que con el doblaje pierda un poco; y el carácter tan distinto de las dos madres de la película. pero Sigourney Weaver gana por goleada. También me encantó el detalle de cómo estaban contadas las historias, mediante acuarelas. Le aporta un tono colorido a una cinta triste y apagada. 

A pesar de que se me hizo un poco larga, me gustó porque es de esas películas que te hace pensar. Puedes sacar detalles como que Liam Neeson, que pone la voz al monstruo, es también el padre en la ficción de Felicity Jones. Lo que podría significar a su vez que el monstruo refleja la ausencia de un padre: uno que murió y otro que no se preocupa por su hijo.

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