Cara a cara

Acción y ciencia ficción se unen en este thriller del año 97 para mostrar una de las mejores interpretaciones de Nicolas Cage, aunque la película deje mucho que desear. Cara a cara es un filme lleno de explosiones, disparos, persecuciones y todos los componentes que hacen una película de acción norteamericana. Pero también tiene ciertos rasgos de la ciencia ficción, por que si no, ¿cómo explicar que un agente del FBI se cambie la cara con el asesino de su hijo? Y sin ninguna preparación psicológica, oye. Como lleva tantos años persiguiéndole le conoce más que bien (y suficiente al parecer) para meterse, literalmente, en su piel.


La cinta ya comienza fuerte. Castor Troy (Cage) -no sé porqué exactamente- quiere matar a Sean Archer (John Travolta), pero por accidente mata a su hijo. Seis años después se encuentran de nuevo en un aeropuerto en una espectacular redada con avión y helicóptero incluido, y tiros, muchísimos tiros y explosiones. Ah, y una turbina en pruebas que funciona cuando 'accidentalmente' las balas pulsan los botones de encendido. Ahí van los primeros 20 minutos de película.

Pero cuando el agente cree que por fin se ha librado del terrorista, descubren que ha dejado una bomba súper radiactiva en no sé dónde que va a explotar en pocos días. ¿Y quién sabe dónde está? El hermano de Castor. ¿Y cómo hacer que  confiese? Haciéndose pasar por él. Arrancándole la cara y poniéndosela al agente del FBI. CLARO QUE SÍ HOMBRE. Y como nos falta tiempo vamos a saltarnos una preparación psicológica para que el tío no se vuelva majara. Aunque a lo mejor no le hace falta, porque es el gran héroe americano que se va a sacrificar por todos haciéndose pasar por su peor enemigo.

De este modo llega a una súper cárcel donde los presos llevan unas botas imantadas para que no puedan escapar, ya que tienen un chip por el que están permanentemente controlados y por el que les pueden paralizar en cualquier momento. Y entonces tiene lugar el GRAN encuentro. Ahí parece ponerse interesante la película. Pero entonces Nicolas Cage logra una fuga espectacular de la cárcel, nadar hasta tierra (porque la cárcel está en el mar), robar un coche y contactar con los amigos de su enemigo.

Y entonces llega el GRAN tiroteo. Han descubierto dónde se esconde y no sé cuántos agentes del FBI no pueden con apenas seis personas y un niño. UN NIÑO AL QUE DISPARAN. Pero de nuevo hay una gran puesta en escena. Ese gran espejo que los separa, que los refleja...y que como todo lo demás acaba destrozado.

Las cosas ya se han desmadrado del todo, y el falso agente del FBI y el falso terrorista no pueden seguir aguantando sus falsas identidades. Quieren ir el uno a por el otro, matarse, cambiarse de nuevo las caras, no sé, todo a la vez. Pero de nuevo, hay una gran persecución, en este caso en lancha motora. Porque qué es una película de acción sin una persecución en lancha (con explosiones incluidas). Y oye, que todos los policías y agentes del FBI que aparecen en la película son unos incompetentes, o bien los protagonistas son inmunes a las balas, porque los primeros mueren en seguida y los segundos salen inexplicablemente ilesos de mil situaciones mortales.

Al fin, después de casi dos horas y media, la película termina. Aunque espera, porque ni la mujer ni la hija van a recoger a su padre, que ha sufrido un gran trauma, al hospital. Es él el que tiene que volver por su cuenta a casa, y encima con el pobre niño al que han disparado y que se ha quedado huérfano. Todo para suplir la pérdida del primer hijo. ¿Un poco retorcido, no? 
TODO ES MUY RETORCIDO EN ESTA PELÍCULA. 

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