La favorita

La favorita es una película que hay que ver sin expectativas. No puedes esperar que sea un lucha de poder entre tres mujeres en el siglo XVIII porque, a pesar de estar ambientada en dicha época, tiene actitudes y diálogos que son más bien propios de la actualidad, y que te descuadran en el sentido de pensar 'esto no pega con la Inglaterra que estoy viendo'. De hecho, esa sería la expresión con la que me quedo: descuadrada.


La historia comienza cuando al palacio de la reina Anne (Olivia Colman) llega una nueva sirvienta (Emma Stone), prima a su vez de la actual 'favorita' de la monarca, Lady Sarah, que se encarga de los asuntos de gobierno en su lugar debido a los inestables cambios de humor y a la deteriorada salud de la soberana. Pronto surgirá la rivalidad entre ambas por ganarse el afecto y los favores de la reina, pero de una manera muy poco usual para lo que estamos acostumbrados a ver entre las mujeres de la época y de cierto estatus social.

Aunque el planteamiento puede atraer más o menos, lo cierto es que no sabes lo que te esperas hasta que vas a verla. En primer lugar, está narrada por capítulos, lo que ya en sí implica una forma de contar la historia algo distinta. En segundo lugar, la música cobra un papel muy importante, alargándose entre escenas y con una tremenda sonoridad que hace que se convierta casi en un personaje, o más bien en un atrezzo más. Porque si algo hay que destacar de esta cinta es su espléndida ambientación -no podía ser menos al tratarse de la residencia de la reina de Inglaterra-.

Otro de los puntos que me chirrían son el excesivo uso de los contrapicados y el gran angular que hace el director para narrar la trama. ¿De verdad es necesario? Entiendo que en ciertos momentos en los que está en juego el poder de un personaje que quiere mostrarse por encima de otro -y del espectador- sí tiene cierta importancia, pero creo que hay un uso abusivo de esta técnica así como del ojo de pez.

Por supuesto, también hay cosas buenas, como la interpretación de Colman, que retrata a la perfección a esa reina que parece una niña pequeña caprichosa, despreocupada y demandante de atención. Es a su vez el reflejo de cómo lo viejo prefiere lo joven, representado por las dos mujeres que se disputan su afecto. También en esta película veo ciertas similitudes con Eva al desnudo (y no porque la haya visto hace poco, que también), por cómo una joven aspira a más de lo que siempre ha tenido (Stone) acercándose a una persona que le sirve de guía y de ejemplo (Rachel Weisz) y que acaba por sustituir convirtiéndose en una nueva versión de ella.

En definitiva, me pregunto, ¿se merece tantas nominaciones a los Oscar? Desde luego no lo sé, pero rara es un rato.

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