Por trece razones (segunda temporada)

La historia de Hannah Baker ya estaba contada, al menos, su versión de lo que ocurrió. Y los de Netflix creyeron conveniente contar el otro lado, la historia de los acusados que salen en las cintas.¿Realmente era necesario? Para mí, no. Si la primera temporada ya me pareció larga y en ocasiones cansina (aunque con buenos mensajes), la segunda todavía más.


Es cierto que Por trece razones sigue dando lecciones y mostrando temas como el bullying, el acoso, la violación o el control de armas de una forma muy cruda, pero no llega a hacerlo como en la primera. Y menos mal, porque hacían sentirse al espectador verdaderamente incómodo a propósito.

Tampoco entiendo el revuelo que ha causado cierta escena del último capítulo. Los dos últimos episodios de la primera temporada fueron muchísimo peor, mucho más sensibles y dañinos. Entiendo, también, que el tema del control de armas y las matanzas en los institutos toque más de cerca en Estados Unidos, pero no llega al espectador de la misma manera fuera de este país.

A su vez, el tema de las fotografías podría haber sido el sustituto de las cintas, y sin embargo se queda en una anécdota sin apenas importancia. No obstante, gracias al tema del club y los mensajes clandestinos, se muestra lo que no se debe hacer: proteger a un violador por temor a las repercusiones que podría tener contar la verdad. En ese sentido, parece que ciertos miembros del equipo de béisbol no tienen moral, mientras que quienes tienen un atisbo de ésta, se ven sometidos por el matón de turno.

Otra de las cosas que chirría es el tema de Hannah y Zach. ¿A cuento de qué se han sacado esa relación de la chistera? ¿Y el carácter violento de Tony que hace que casi le metan en la cárcel? No tiene sentido ni viene a cuento en la trama. Al igual que el fantasma de Hannah, metido con calzador como excusa para mostrar a la verdadera protagonista de la historia. Y bueno, el final abierto que dejan para hacer una tercera temporada es totalmente inexcusable. ¿Qué más quieren contar? Ya ha habido un juicio con su correspondiente veredicto. 

Si hay algo positivo en la segunda temporada es el momento en el que Jessica se sube al estrado y su imagen va cambiando por el de otras mujeres que han experimentado situaciones de acoso. Ese momento me puso la piel de gallina, porque verdaderamente representa a todas las mujeres. El resto de la serie, prescindible.

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