Mamma Mia 2: Una y otra vez

Partiendo de la base de que una secuela de Mamma Mia no era del todo necesaria, las películas musicales y de entretenimiento son una de las razones por las que voy al cine: sé que voy a salir  contenta de la sala (menos con La La Land, que menuda panzada a llorar me di). 

Mamma Mia: Una y otra vez se ubica unos cinco años después de la primera película. Con mucha lástima, no vemos a Meryl Streep hasta el final de la misma, ya que es su hija Sophie la que se ha encargado durante todos estos años de cumplir el sueño de su madre: restaurar el hotel y convertirlo en un destino turístico y romántico.

Así que nos encontramos a pocos días de la inauguración, con Sophie y su marido Sky separados por medio mundo. Al menos, tiene a uno de sus tres padres en la isla. Sam (Pierce Brosnan) está tan triste como ella, pero tienen la misma ilusión por abrir el hotel. Un hotel que va a estar dirigido por Andy Garcia, un gran actor que en esta película tiene un inmerecido papel secundario.

Entre números musicales de canciones poco conocidas, el filme alterna la actualidad con el pasado, en el que narra cómo Donna llegó a la isla griega y cómo conoció a los tres hombres de su vida. Lily James es la encargada de interpretar a la versión joven de Meryl Streep, y coge el relevo de una forma espectacular. Así, vemos con Waterloo cómo Harry se enamora de ella en París, cómo Bill la ayuda a llegar a la isla con su barco, y cómo la consuela cuando sufre el desengaño amoroso con Sam, con el que vive unos días mágicos.

Cuando por fin Sophie logra reabrir el hotel, Cher hace su aparición como su abuela, aunque juega un papel insignificante en la trama. De hecho, su número musical con Andy Garcia sobra, pero hacía falta ese último amor de juventud rodeado de unos falsos fuegos artificiales. Al final, la aparición de Meryl Streep emociona a todo el mundo, con esos flashbacks en el que da a luz a su hija mientras ésta bautiza a su nieto. 

Lo mejor de la película, es, como no podía ser de otra manera, los números musicales de canciones de ABBA super conocidas: Dancing Queen, Mamma Mia, Super Trouper... Y esa estética hippie-ochentera, cutre en ocasiones, con ese humor facilón y previsible, pero que forma parte del encanto de la misma. Por poner una pega, Cher es más un reclamo publicitario que un personaje que encaje en la trama final. Y de nuevo, esa última escena que hace que termines cantando y con ganas de bailar.

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