Whiplash

Un chico que estudia en un conservatorio de música tocando la batería consigue entrar en un selecto grupo donde solo tocan los mejores, dirigido por un profesor con unos métodos de enseñanza un tanto cuestionables.

Así podría resumirse el argumento de la película, aunque esto no es lo más importante. Las actuaciones de los personajes son la clave de que te metas completamente en la película, aunque sinceramente para mí el protagonista ya es el 'chico malo' de la serie Divergente. Suele pasarme que al ver a un actor en una película y no saberme su nombre, le asocio ya casi para siempre a esa película (Daniel Radcliffe será siempre Harry Potter, pobre de él).


A lo que vamos. En Whiplash se muestran las ansias juveniles de crecer y desarrollarse profesionalmente, hasta un extremo que hace pensar al espectador que al protagonista se le va un poco la cabeza. La presión del profesor parece ser el culpable de esto, pero también lo es la que se impone el propio Andrew.

La música también es fundamental en esta historia. De hecho se convierte casi en otro personaje, ya que al tratarse de un conservatorio de música es imposible que no esté presente. El jazz lo envuelve todo en la película, tanto que hace sangrar a su protagonista. Es difícil no sentir cierta lástima por él, aunque a veces te entren ganas de decirle que se relaje un poco.

Al escribir todo esto me doy cuenta de lo metida que estaba en la película cuando la vi, y pocas veces me pasa con esa intensidad últimamente, porque las historias son predecibles y los actores y actrices conocidos, por lo que ya casi sólo pienso en su nombre y no en que están dando vida a un personaje. Sin embargo, con Whiplash esto no me pasó. Y es por eso que la recomiendo, porque es una película con la que se puede disfrutar sin ninguna distracción de por medio.

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