The Crown

Netflix ha abierto una puerta al mundo de las series que era totalmente desconocido para mí. Gracias a esta plataforma estoy completamente enganchada a varias series a la vez, y a otras que ya seguía. Por eso voy a tratar de actualizar la sección de series, ya que actualmente están en pleno auge. 

Comienzo con una de las grandes producciones y primeros descubrimientos de Netflix: The Crown, la serie británica que relata el ascenso al trono de la reina Isabel II.

Lejos de parecer aburrida y monótona, The Crown te engancha por la rápida evolución a la que se ve obligada a someterse la protagonista, encarnada por Claire Foy. Reconozco que en el primer capítulo estaba bastante perdida los 10 primeros minutos (no sabía ni quiénes eran los protagonistas), pero esta breve duda se resuelve rápidamente. 

Pasado el primer trago y la hora del capítulo, cabe decir que no es una serie histórica al uso porque, aunque pueda parecer lejana, lo cierto es que no lo es. La Reina Isabel II tiene actualmente 91 años, y The Crown se ambienta cuando ella tiene 25 y debe subir al trono ante la repentina muerte de su padre. Un trono al que renunció su tío, Eduardo VIII, conocido como el Duque de Windsor, y con el que trata de mantener buena relación, a pesar del rechazo del resto de su familia.

Son precisamente las relaciones familiares, amorosas y políticas la clave del éxito de The Crown. En primer lugar está la monarquía y después los intereses personales de la reina, que muchas veces tiene que sacrificar sus deseos -e incluso los de su familia- por el bien de la corona. Y ahí entra otro conflicto, el que tiene con su hermana Margarita, que mantiene una relación con uno de los ayudantes (casado) de su padre; e incluso con su propio marido, que no sabe si tratarla como reina o como su esposa, y que se ve superado por la responsabilidad del cargo de su mujer. Por último no podía faltar el componente político. Su relación con Winston Churchill, interpretado de una forma genial por John Lithgow, le hará crecer como reina.

Para mí, The Crown ha provocado que la monarquía británica resulte más cercana. Algo que la misma reina, a través de su marido, quiso lograr desde comienzos de su reinado. Aunque tratada a través de la ficción, la historia de la serie es real y refleja cómo la corona británica se ve salpicada de diversos escándalos y es objeto de varias críticas. Todo ello envuelto de una gran ambientación y un buen reparto no hacen más que recomiende esta serie, de la que espero ya una segunda temporada.

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