Big Little Lies

Por fin he visto una de las series revelación del pasado 2017: Big Little Lies. Consta de solo 7 capítulos, de más o menos una hora de duración cada uno, y, además de estar protagonizada por buenas actrices, tiene una banda sonora redonda.

Nicole Kidman (Celeste), Reese Witherspoon (Madeline) y Shailene Woodley (Jane) encarnan a las tres protagonistas de un pequeño pueblo costero, en el que la llegada de esta última parece alterar la aparente tranquilidad que reinaba hasta entonces. 

Cada una de ellas tiene que enfrentarse a su propia rutina familiar, y los secretos que ésta oculta: la primera, a pesar de que todos creen que tiene un matrimonio perfecto, sufre maltratos por parte de su marido; la segunda no soporta ver a su exmarido y su nueva mujer continuamente, a pesar de haberse casado ella también por segunda vez; y la tercera sufrió una violación que dio como resultado a su hijo.

Aunque sea una serie de ficción, -basada además en el libro homónimo-, trata temas más que actuales. Cumple, bajo mi punto de vista, el propósito de reflejar a aquellas mujeres que sufren abusos o maltratos y las invita a contarlos; a pedir ayuda, en definitiva. Porque, sufras o no lo que muestra la serie, en algún momento puedes sentirte identificada con una de las protagonistas. Y en esa conexión reside parte de su éxito.

La serie cuenta, a través de flashbacks, lo que ocurrió la noche en la que se celebraba un acto benéfico en la comunidad. Se ha cometido un asesinato y todos los invitados están siendo interrogados. Es a través de esos interrogatorios mediante los cuales el espectador conoce lo que en realidad piensan los vecinos unos de otros, y cómo se acusan por las espaldas. Sin embargo, hay un grupo de cinco mujeres que comparten el mismo oscuro y terrible secreto, y que a pesar de las diferencias que surgen entre ellas a lo largo de los capítulos, el instinto de supervivencia es más fuerte.

Es precisamente ese aspecto el que más me ha gustado de la serie. Hace una reivindicación de que juntas somos más fuertes, de que compartimos un mismo objetivo, y que si dejáramos de criticarnos las unas a las otras para centrarnos en cosas más importantes, lograríamos lo que pretendemos conseguir. Esa, al menos, es una de las lecturas que se puede hacer de la serie, siempre bajo mi punto de vista. 

Creo que era necesaria una serie así, protagonizada por mujeres, basada en un libro escrito por una mujer, y con una productora dirigida por mujeres y que han conseguido poner en marcha este proyecto. Pero no para que éstas se impongan en el mercado televisivo, sino para que también se cuenten sus historias tal y como ellas quieren que sean contadas.

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