El gran showman

¿Que Hugh Jackman quiere hacer otro musical después de Los Miserables? Perfecto. ¿Que Zac Efron quiere volver al género que le dio a conocer? Genial. ¿Que Zendaya lleva el pelo rosa? ¿Que hay una mujer barbuda? Y qué. Y QUÉ. El Gran Showman, aunque esté catalogada como biográfica y de esto tenga poco, es una gran película musical llena de entretenimiento, grandes números de baile y buenas canciones. Y además, buenos intérpretes.

La película relata la historia de Phineas Taylor Barnum, un hombre que, al perder su trabajo, compra un museo un tanto peculiar y acaba convirtiéndolo en un circo lleno de personas extraordinarias. Al menos, esa es la versión que muestra el filme, porque en la realidad, y más en esa época, cuesta creer que tratara a esas personas tal y como se narra en la película. O a lo mejor soy yo, que soy una mal pensada y creo que el filme lo adorna todo un poco.

El gran showman está concebida como una película para todo el público, y por qué no, especialmente al infantil al tener ese toque circense llevado a la gran pantalla que atraerá a muchas familias. 
Aunque todo comienza a torcerse cuando el protagonista ansía más reconocimiento y consigue a una gran artista de ópera para lanzarla al estrellato. Y mientras, sus antiguos compañeros lo tienen más difícil a la hora de trabajar, porque cada vez hay más disturbios alrededor del espectáculo que piden que se marchen, al considerarles monstruos.

Lo cierto es que los primeros 15 minutos de película pensé que era bastante cursi, y esperaba que no cantaran así todo el rato. Pero cuando aparece Hugh Jackman todo mejora. Su mujer, encarnada por Michelle Williams, y sus dos hijas, son su constante apoyo. Y ya cuando encuentra a su socio (Efron), y éste tiene ese número con la joven acróbata... En ese momento te enamoras de la película. Y cuando creías que no te podía gustar más, todo el reparto del circo canta This is me en un acto reivindicativo y de defensa de las diferencias que hacen a cada persona única.

Porque, aunque parezca solo una película musical, en realidad no lo es. Tiene un mensaje muy necesario en la actualidad: el de respetar a cada persona, dejando de lado su raza, sexo o las cuestiones que cada uno vea que le hacen distinto a los demás. Y eso es lo que más me gustó de la película, además del número final, que es espectacular.

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