Élite

Gossip Girl, Por trece razones, Merlí, incluso Rebelde Way o SMS (¿os acordáis?). Todas estas series, mezcladas, mejoradas y actualizadas dan como resultado Élite, la nueva serie española de Netflix y la típica que me encantaría con 16-17 años. Ahora, unos 10 años más tarde, me siguen gustando este tipo de combinaciones: instituto de niños ricos y pijos, un grupo de "pobres marginados" que empiezan allí sus clases, estilismos cuidados, triángulos amorosos, temas actuales, buenas interpretaciones...y un asesinato. A pesar de que ya he visto todos estos elementos en repetidas ocasiones, no me importa hacerlo de nuevo si el contenido es de calidad. Y Élite lo es.

La trama comienza con un flashback. En el instituto ha habido un asesinato y la policía está interrogando a todos los alumnos sospechosos, y para que el espectador descubra al asesino volvemos atrás unos meses, cuando al instituto de ricos llegan tres nuevos alumnos porque su colegio se ha derrumbado y tienen que ser reubicados en otros centros de la zona. Es ahí cuando entra el juego entre la élite (nunca mejor dicho) y el 'pueblo'.

Como no podía ser de otra manera, van surgiendo relaciones: Samuel y Marina, Nadie y Guzmán, Christian y el extraño vaivén entre Carla y Polo, así como entre Marina y Nano, el hermano de Samu. Y también comienzan los problemas y las tensiones, en la mayoría de los casos con Marina de por medio. Como resultado, una muerte y varias tramas muy bien entrelazadas.

En general, las series de adolescentes me quedan un poco lejos (ya me pasó con Por trece razones), pero esta me ha atrapado por las buenas interpretaciones de los protagonistas y por cómo aborda y muestra ciertas relaciones. Obviamente hay sexo y drogas, pero también VIH, una familia musulmana (que rara vez se ve en series de este tipo y se agradece su inclusión), una pareja gay (algo que por fin se ha normalizado en las series y que ya no se trata como algo extraño), y sobre todo enfrentamientos entre clases.

Aunque en líneas generales me ha gustado, he de destacar dos cosas que me chirrían: que la madre de Samu y Nano pueda ser su hermana perfectamente, y el montaje y la música, demasiado cortantes en algunas ocasiones. No obstante, es una buena serie. Mantiene la intriga hasta el final, ya que cualquiera puede ser el asesino porque cada uno tiene un motivo (personalmente, hasta el último capítulo no intuí quién iba a ser, y acerté). 

En definitiva, es una buena apuesta por parte de Netflix de visibilizar temas hasta ahora tabú y normalizarlos. Ya lo hizo hablando y mostrando el suicidio y el bullying en Por trece razones, y lo hace aquí con el sida. Aparte de ese punto a favor, es entretenida e intrigante. Así que, ¿qué más se puede pedir?

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