Maniac

Mi admiración por Emma Stone me ha llevado a ver Maniac, la nueva serie de Netflix que protagoniza junto a Jonah Hill. Y lo cierto es que me ha defraudado bastante. Ya sabía que iba a ser rara antes de verla, pero me esperaba más del argumento, más sentido o tal vez más explicaciones. No sé, algo que desde luego la serie no ha sabido cumplir.

En Maniac, ambos protagonistas participan en un ensayo clínico de unos medicamentos que trata de curar los desajustes mentales y emocionales que sufren las personas. Tras varios intentos que no salen según lo previsto, los dos médicos al frente del equipo reúnen a nuevos sujetos para experimentar con ellos las distintas fases de los medicamentos. Todo ello rodeado por un ordenador con Inteligencia Artificial que registra todo lo que ven y sienten mientras forman parte del ensayo clínico.

La ambientación, una mezcla ochentera con tintes futuristas, decadente y a la vez actual, conforma un escenario atípico en el que te sientes desubicada. Al menos, las tramas de ambos personajes se resuelven, cosa que es de agradecer, porque cuando estás viendo Maniac en realidad no sabes muy bien a qué atenerte. En el primer caso que se plantea, el de Owen, es que tiene diagnosticada esquizofrenia, que debe declarar a favor de su hermano en un juicio y que fue engañado por la mujer con la que estaba. En el caso de Annie, tiene traumas familiares no superados por el abandono de su madre y la pérdida de su hermana. 

Estas situaciones, así como sus necesidades, les hacen participar en el misterioso ensayo farmacéutico. Hasta ahí todo bien. Sin embargo, cuando entran en juego tanto el doctor como la doctora, y el posterior socio y creador del proyecto, la cosa empieza a ponerse un tanto turbia. Mientras los protagonistas viven distintas experiencias en realidades ficticias, los doctores analizan sus avances y Owen y Annie se encuentran una y otra vez en las mismas realidades, cosa que no debería suceder. Es ahí cuando la trama de la inteligencia artificial hace su aparición...y todo comienza a volverse aún más raro. Especialmente con la llegada de Sally Field -imposible que no esté perfecta aún en una trama tan enrevesada-.

Al final, tengo la sensación de que la serie no cuenta nada. Es decir, habla de la necesidad de tener y buscar apoyo en la familia y en los amigos para superar los problemas, pero creo que lo lleva a un extremo que no es necesario. O al menos que lo hace de una forma un tanto retorcida para luego no llegar a nada en concreto. Si hay algo que destacar, sería la variedad de personajes que interpretan ambos actores, que suma más puntos en versión original. Pero en definitiva, es una serie de 10 capítulos sin más.

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