Cambio de princesa a la americana

No importa la edad que tenga, que todas las Navidades quiero ver alguna película chorra romántica ambientada en esta época (con la compañía adecuada, por supuesto). En este caso elegí como protagonista a Vanessa Hudgens en su doble papel de pastelera y duquesa de un país remoto que recuerda al de Princesa por sorpresa. En este caso la sorpresa me la llevé yo al descubrir que la película ni es cutre ni es aburrida, aunque sí tópica y estereotipada. 

Con la excusa de participar en un concurso de repostería, Stacy viaja a Belgravia con la intención de ganarlo. Pero en su viaje se encuentra a Margaret, la duquesa de Montenaro, que es igualita a ella, y a quien se le ocurre intercambiarse para conocer mejor a su futuro pueblo (porque obviamente se va a casar por conveniencia real, no por amor).

Cambio de princesa está llena de tópicos y de amor romántico, pero no está realizada de forma cutre ni cursi, algo que se agradece en este tipo de películas. Como siempre, el final es el que te imaginas, pero me sigue faltando el "¿y ahora qué?". ¿Quién de ellos está dispuesto a dejarlo todo, su ciudad, su trabajo y la vida que ha construido, por amor? Un amor que surje en dos días, todo hay que decirlo, y que por supuesto le resta credibilidad.


Es muy bonito imaginar que encuentras a tu príncipe (sea real o no, aquí con que sea buena persona basta), ¿pero qué pasa tras la unión? ¿Dónde vivirán, qué harán, renunciarán a todo? ¿Cómo compaginarán ambas vidas y ambos mundos? Me hago todas estas preguntas porque la película pretende ser un poco diferente y acaba siendo como todas las demás. Y eso, aunque es parte de su encanto (te da lo que quieres ver) también te hace darte cuenta de que ya está bien de finales felices, por muy Navidad que sea.


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