Frozen 2, pura naturaleza

Frozen 2 no es una película para niñas. ¿Es que acaso ahora las películas de Disney se dirigen a un público femenino o masculino? ¿O es que el mero hecho de estar protagonizada por una princesa ya hace que los chicos no puedan sentirse atraídos por la historia? La segunda parte de Frozen es, ante todo, una película de aventuras y de amor entre hermanas, pero también un viaje para descubrirse una misma. 

Si en la primera película lo que no soportaba era que se pusieran a cantar cada dos por tres, en esta segunda entrega, ya más mentalizada, no me importaban tanto las canciones. Mi actitud hacia Elsa también ha mejorado, si bien en la anterior película no me gustaba como protagonista, en esta me encanta el viaje que emprende, su carácter y su empeño por demostrarse a sí misma que sí puede. Me ha pasado lo mismo con Olaf, al que no aguantaba pero con el que ahora me he reído como nunca. Creo que, en este sentido, Frozen 2 mejora muchos aspectos de su antecesora.

La historia se centra ahora en descubrir los orígenes de los poderes de Elsa, acompañada fielmente por su hermana Anna y su amor y apoyo incondicional. Como novedad, ahora es el chico el que la sigue a ella, siendo así Kristoff y su reno Sven, junto con el muñeco de nieve Olaf los que conforman el grupo que se aventurará a descubrir los misterios del bosque encantado.

Aunque el motivo del viaje pueda ser ese en un principio, lo cierto es que la trama trata más historias: desde el descubrimiento personal de Elsa, hasta la incansable Anna por seguir a su hermana y repetir una y otra vez que cree en ella, hasta las reflexiones filosóficas de Olaf sobre la madurez y el chico que tiene que esperar a que la chica regrese (porque ahora es ella la que emprende la aventura, y no él como estamos acostumbrados a ver).

Es por ello que al tener tantos flecos el guión parece no tener demasiado sentido en su conjunto. Aunque me ha gustado mucho la película, sobre todo visualmente y de nuevo, por el amor entre hermanas que representa, creo que la historia en sí flojea un poco. A pesar de eso, todo converge finalmente en un desenlace con sentido.

Sin duda lo que más me sorprendió fue la naturaleza en sí. Cómo han recreado virtualmente los árboles del otoño, el bosque, el agua...Especialmente espectacular es el momento de Elsa domando al espíritu del agua, tanto por lo que demuestra al público infantil que ve cómo una mujer es fuerte y perseverante, como por el aspecto visual de la escena. Y por supuesto, los números musicales de la reina de hielo son simplemente mágicos. Bueno, y no podía dejar de comentar el videoclip noventero que se marca Kristoff desamparado porque su amor se ha marchado. Sencillamente genial.

Sin embargo, la película flojea cuando le toca el turno a la canción de Anna, que a pesar de la situación tan triste que vive no termina de encajar. Parece una escena más propia de un musical teatral que de una película de Disney, aunque luego consigue remontar haciéndola total protagonista de la acción.


En definitiva, Frozen 2 me ha gustado más que Frozen, y seguro que habrá Frozen 3. De hecho Olaf ya lo dejaba caer con su comentario: ¿será éste el final de las aventuras? No lo creo.


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