Buscando a Dory

He tardado bastante tiempo en ver la secuela de Buscando a Nemo y he de decir que no hubiera pasado nada si no la hubiera visto. La historia es más de lo mismo y no aporta ninguna novedad, a excepción del pasado de Dory. Aún así, logra entretenerte la hora y media que dura, además de permitirte reencontrarte con personajes y escenarios de la película original.

Buscando a Dory relata el viaje que hace el pez azul para encontrar a sus padres. La olvidadiza Dory comienza a recordar pedazos de su pasado, y guiada por la añoranza, emprende una aventura a través del océano para reencontrarse con su familia. Parte de ella la hará acompañada de Marvin y Nemo, pero de nuevo la mano humana les separará.

Dory contará con la ayuda de un pulpo y dos ballenas para atravesar el Instituto de Biología Marina (sorprendentemente donde siempre hay un recipiente con agua en el que poder respirar para poder desplazarse de una instalación a otra) y llegar al lugar donde nació. 

Sin duda lo mejor de la película es Dory de pequeña. Creo que no hay un personaje más adorable en todo el universo de Pixar, y ojalá saliera más en escena. Lo peor, sin embargo, es que repite la misma historia: pérdida de un ser querido, aventura para encontrarlo, quedar atrapada, contar con la ayuda de otros peces mientras sus amigos la buscan, cruzarse por el camino sin querer, y finalmente el reencuentro. Es por eso que, por muy graciosa que sea Dory, su película es una repetición de Buscando a Nemo que creo no fuera necesaria, por mucho que el pececillo azul se mereciera todo el protagonismo.

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