Jazz en el Guggenheim

Arte y jazz se fusionan en el Museo Guggenheim de Bilbao en las noches del BBK Jazz Guggenheim Gauak. Un evento que este año se celebra en plena Semana Grande de la capital vizcaína, y que además coincide con el 20 aniversario del museo. Una oportunidad única para ver las exposiciones Bill Viola: Retrospectiva, París, fin de siglo y Los héroes de Georg Baselitz de una forma muy especial: de noche, con música de fondo y con muy poco público.

La cita comienza con el vasco Iñaki Salvador al piano y el polaco Andrzej Olejniczak al saxo. Un dúo que nos presenta algunas de sus composiciones y versiones de otras, con intensidad, emoción, y mucho ritmo. Detrás del escenario donde se sitúan, la amplia cristalera del museo permite ver una de las obras que mira al río, los tulipanes de Jeff Koons. Una vista única iluminada de fondo por las luces de la instalación de diodos azules y rojos de Jenny Holzer.

Una vez acabada la actuación es el momento de visitar las exposiciones del museo y perderse entre los laberínticos pasillos que lo conforman. En la primera planta se encuentran los cuadros de Georg Baselitz, dedicados a Los héroes, un conjunto de obras de pincelada fuerte, tanto en la elección de los colores, en ocasiones lúgubres, como en el tamaño de la misma pincelada. En la misma planta está la videoinstalación de Ken Jacobs Los invitados, en la que abarca la tridimensionalidad a partir de una cinta de los hermanos Lumière. 

Un piso más arriba llegamos a la exposición más reciente del museo, Bill Viola: Retrospectiva, centrada en el uso del vídeo y la imagen en movimiento a través de videoinstalaciones. El trabajo de este artista en ocasiones requiere espacios muy amplios para mostrar sus obras, que incluso llegan a girar sobre sí mismas en una única sala; y sobre todo de tiempo (del que yo no disponía) para poder apreciarla en su conjunto. Las imágenes, todas ellas en movimiento, necesitan tiempo y paciencia para verlas y observar su evolución para poder apreciar lo que quiere transmitir el artista.

Llegamos ya al tercer piso, donde se encuentra una de las exposiciones que más ganas tenía de ver: París, fin de siglo, compuesta por obras de Paul Signac, Toulouse-Lautrec o Redon. Comenzando por obras puntillistas, pasando por el simbolismo y terminando con carteles e ilustraciones, el espacio reúne una amplia variedad de obras que muestran las diversas facetas artísticas que surgieron en una época de transformación cultural y política. Desde luego, tener la oportunidad de ver en primera persona algunas de las obras que estudié durante la carrera es todo un lujo. Poder apreciar los detalles del estilo y la técnica de cada artista, el uso de los colores, las pinceladas y los paisajes, es maravilloso.

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