Cómo defender a un asesino

Adictiva. Y Viola Davis. Con eso podría resumirse Cómo defender a un asesino, una de las series que más me ha enganchado recientemente. La actriz protagonista es simplemente brillante, y la trama consigue mantenerte pendiente capítulo tras capítulo. El juego entre el presente y los flashback son la clave de la trama, además de los entresijos legales a los que se tiene que enfrentar el grupo de jóvenes protagonistas.

La serie, cómo no, comienza con un asesinato. El de una joven hallada muerta en un tanque de agua y en el que se verá envuelto el marido de Annalise Keating, una abogada y profesora de Derecho en la universidad. Pronto, tanto el matrimonio como el grupo de becarios que ha fichado para su bufete de abogados, se verán más implicados de lo que desearían en este caso.

Es difícil hablar de la serie sin desvelar nada, ya que la gracia de la misma reside en los giros que se producen en cada episodio, los secretos que guardan los personajes y en querer saber cómo se ha llegado hasta el momento que se muestra en el presente. Porque en cada capítulo se produce una 'vuelta atrás' que va resolviendo las dudas muy poco a poco (tres meses, dos semanas, cinco días antes, etc.).

Sólo he visto las dos primeras temporadas (de tres), y he de decir que la primera es bastante mejor que la segunda. Cada una se centra en un caso distinto, y los jóvenes protagonistas van cambiando cada vez más de moral, pero a peor. Y en eso reside parte de su encanto, en ver de lo que son capaces  de hacer por protegerse y salvarse a sí mismos. Todo ello acompañado de la presencia y vigilancia de Annalise, quien es capaz de hacer absolutamente de todo para conseguir lo que quiere, al igual que su mano derecha, Frank.

Lo cierto es que a pesar del enganche que tuve al principio, y de que he empezado a ver otras series, he dejado un tanto abandonada Cómo defender un asesino, también porque en la segunda temporada dan demasiadas vueltas para llegar al desenlace. Imagino que intentaré ver la tercera, aunque no prometo nada.

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