Logan

Desde que escuché que Logan sería la última película de Hugh Jackman como Lobezno, se despertó mi interés en verla. Crecí con las películas de X-Men, que para mí son bastante mejores de las que han hecho posteriormente, y sé que no habrá otro actor que encarne tan bien a Lobezno como el australiano. 

Logan es, tal y como dijo el intérprete, la mejor película de Lobezno. Y lo bueno es que no hace falta ver las dos anteriores entregas para enterarse del argumento.

La película comienza con un Logan envejecido, que trabaja como chófer y que cuida del profesor X, quien ahora apenas puede controlar sus poderes mentales y se ha convertido en una verdadera amenaza para la humanidad. A pesar de eso, Lobezno y Caliban se encargan de él. Pero su rutina se verá pronto alterada con la llegada de una joven que tiene los mismos poderes del protagonista, conocida como Laura/X-23. Como siempre, hay quien quiere controlar a los mutantes y va detrás de la joven, y como de costumbre, Lobezno se resiste a ayudarla, aunque finalmente lo haga.

Logan supone el final de una saga de películas de X-Men y a su vez da comienzo a una nueva generación, ya que X-23 no es la única mutante que existe, sino que hay otros niños con poderes que representan el futuro de la raza mutante. Además, la dosis de violencia y acción es mucho mayor que en otras películas de este género, ya que las escenas son mucho más explícitas y sangrientas, lo que provoca a su vez que se dirija a un público más adulto.

Lo más destacable del filme es, además del tono de road movie, la interpretación de Jackman, que hace que sientas lástima por el personaje al mismo tiempo que deseas ver toda su fuerza una última vez. Pero Lobezno finalmente se apaga para dejar protagonismo a Laura, interpretada de forma sublime por Dafne Keen, quien tiene potencial suficiente para tomar el testigo del mutante.